viernes, 20 de febrero de 2009

Hoy que iba a llover

Amiga, hoy que parecía que iba a llover me acordé de ti, y ya entrada la noche, como bien sabes, no puedo evitar que las palabras se apoderen de mis dedos:

Espero pronto puedas reencontrar la paz que algún día te acompañó y que desafortunadamente perdiste porque... no lo sé, porque ¿La vida es así? Porque... ¿No tenías de otra?
A veces me pregunto (sobre todo en mis noches) si es que TODOS en este mundo de alguna u otra forma cargamos a espaldas alguna pena. ¿O es que acaso hay alguien por ahí que puede decirse feliz a cada segundo? No lo sé, quiero pensar que sí. Oí alguna vez que ha de llegar un momento en nuestras vidas en que será difícil distinguir entre la persona que fuimos cuando niños (cuando nada importaba) y la que somos ahora (cuando parece que el mundo ha encontrado lugar en nuestros hombros). A veces, no sé si te pase a ti, me siento como aprisionado entre lo que no soy, lo que quiero ser y lo que se supone debería ser...
Sea como sea, (prométeme) prométete que si alguno de estos días logras en tu oscuridad ver un destello de luz que te de la esperanza de un día no llorar más, harás TODO cuanto esté en tus manos (y aún más) para explotar tu mundo y encender tu oscuridad aferrada sólo a la idea de la posibilidad de algo nuevo, sólo a la idea de que algo diferente puede ser.

Ah sí, casi lo olvido, también es para ti amigo mío, hoy que iba a llover me acordé de ti también,

Cambio y fuera.

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